La necesidad de una verdadera educación cívica ante la "Ley de Ficha Limpia"

La necesidad de una verdadera educación cívica ante la "Ley de Ficha Limpia"

Desde la Fundación Despertando al Atlas reflexionamos sobre la Ley de Ficha Limpia y advertimos que la verdadera solución no está solo en la legislación, sino en fortalecer la educación cívica y los valores éticos en la sociedad.

La reciente aprobación de la Ley de Ficha Limpia en la Cámara de Diputados, que busca impedir que personas condenadas por delitos graves puedan postularse a cargos públicos, revela una problemática ética profunda. Si bien esta ley es necesaria en el contexto actual, deja en evidencia una falencia aún más grave en nuestra sociedad: la falta de una educación sólida que forme ciudadanos capaces de discernir, por sí mismos, si quienes buscan representarlos tienen la integridad necesaria para ejercer el poder.

Lo verdaderamente alarmante no es solo la necesidad de una ley que excluya a ciertos individuos, sino el hecho de que nuestra democracia ha llegado a un punto en el que requerimos normas para "protegernos" de nuestra propia falta de criterio. ¿Cómo es posible que haya sectores de la sociedad dispuestos a votar delincuentes? La respuesta radica en la carencia de una formación ética y racional que permita elegir con responsabilidad y no por conveniencia, fanatismo o ignorancia.

Desde la Fundación Despertando al Atlas, insistimos en la necesidad de fortalecer la educación cívica, sobre todo en las infancias, una educación que no puede limitarse a explicar cómo funcionan los procesos electorales, sino que debe ser una formación integral en valores, ética y conciencia social. La necesidad de legislar sobre la “limpieza de fichas” es la prueba de una crisis profunda en los principios fundamentales que deberían regir el voto: la moral, la honestidad y el sentido común.

Por otro lado, el modelo populista ha contribuido a la degradación de estos valores al romantizar la pobreza y debilitar las reglas de convivencia. A través de la manipulación de emociones y la fragmentación de la sociedad —pobres contra ricos, mujeres contra hombres, minorías contra mayorías— se fomenta el resentimiento en lugar del crecimiento, el enfrentamiento en lugar de la unidad. Así, se destruye la educación, se consolidan los excesos del poder y se normaliza la corrupción con el tristemente célebre “roban pero hacen”.

La ausencia de valores en la política y en la sociedad es, en gran medida, responsable de la crisis que atraviesa Argentina. Cuando los principios éticos se vuelven negociables, cuando la moral se subordina a intereses momentáneos y cuando la conciencia social es manipulada para justificar la decadencia, el futuro de la nación queda comprometido.

No deberíamos necesitar una ley para impedir que delincuentes lleguen al poder; deberíamos ser, como ciudadanos, los primeros en rechazarlos. La verdadera solución no está en la legislación, sino en una sociedad que valore la honestidad, que entienda la importancia de la ética en la política y que ejerza su voto con plena conciencia de lo que está en juego.

Es urgente cuestionar las estructuras que perpetúan la ignorancia, que justifican la violencia política y que nos despojan de las herramientas necesarias para construir una democracia basada en la justicia, la igualdad y el respeto.

Desde la Fundación Despertando al Atlas, invitamos a todos los ciudadanos a reflexionar sobre el verdadero sentido de la democracia. No basta con establecer reglas, sino que es necesario formar individuos críticos, éticos y comprometidos con el bien común. Solo así podremos romper el ciclo de impunidad y decadencia moral que nos ha traído hasta aquí.