La Fundación Despertando al Atlas destaca la importancia de reducir la burocracia estatal para devolverle la libertad a los ciudadanos, eliminando trámites innecesarios que solo generan dependencia y trabas al desarrollo.
Desde la Fundación Despertando al Atlas celebramos las recientes medidas orientadas a simplificar los trámites en el Registro del Automotor. La reducción de burocracia y costos es un paso esencial para liberar a los ciudadanos de cargas innecesarias, permitiéndoles enfocarse en su desarrollo personal y profesional sin los obstáculos impuestos artificialmente por el Estado.
Cada nueva regulación, lejos de ser neutra, crea estructuras burocráticas que generan dependencia. Estas estructuras involucran empleados públicos, gestores especializados y proveedores del sistema, quienes, al beneficiarse de su existencia, desarrollan una resistencia natural a cualquier intento de reforma. A medida que estos sistemas se consolidan, la inercia burocrática se fortalece, y lo que en principio era un trámite administrativo se convierte en un entramado de intereses creados, cuya única finalidad parece ser su propia supervivencia.
Las resistencias a la simplificación no son casuales ni espontáneas. Cuanto más tiempo y recursos ha absorbido un sistema burocrático, más ferozmente es defendido por quienes lo usufructúan. Así, trámites que en su origen pudieron justificarse terminan transformándose en trabas arbitrarias que solo sirven para mantener la estructura que ellos mismos generaron. Es el Estado funcionando al servicio de sí mismo, y no de los ciudadanos.
Cada trámite innecesario atenta contra la libertad de las personas de dos maneras:
- Directamente, imponiendo requisitos absurdos que consumen tiempo y esfuerzo de los ciudadanos.
- Indirectamente, al requerir financiamiento mediante impuestos que asfixian la economía productiva.
La reciente eliminación de más de 200 áreas estatales durante el primer año de gobierno de Javier Milei evidencia con claridad cómo el aparato estatal se expande sin control, creando organismos redundantes que, al ser desmantelados, encuentran feroz resistencia en aquellos que lucraban con su existencia. Es la confirmación de que el Estado no se contrae de forma natural, sino que debe ser forzado a hacerlo.
Un sistema que se perpetúa por el solo hecho de existir no solo es ineficiente, sino que es una agresión directa contra el derecho de los ciudadanos a vivir sin cargas innecesarias. La simplificación de trámites no es solo una cuestión de comodidad: es una cuestión de libertad.
Desde la Fundación reafirmamos nuestro compromiso con iniciativas que reduzcan la burocracia, promuevan la eficiencia y devuelvan el poder a los individuos. La verdadera modernización del Estado no consiste en digitalizar trámites inútiles, sino en eliminarlos. Solo así podremos construir una sociedad donde el ciudadano esté por encima de la maquinaria estatal y no sometido a ella.